miércoles, 8 de julio de 2020
¿EXISTE EL CRIMEN PERFECTO?
Durante siglos, los escritores nos han enseñado las mil y una maneras de matar. Han perfeccionado métodos, escenarios, armas y coartadas hasta elevar el asesinato a la categoría de arte. Solemos observar con horror el modus operandi de la justicia actual, de quienes operan en directo y de la inacción de los organismos que debiendo proteger a las víctimas miran para otro lado dejando casos sin resolver, no hay que confundir perfección con falta de descubrimiento.
Para conceptuar a un crimen como perfecto tan solo se necesita de un hecho y que el autor del crimen siga siendo un misterio. Aunque la mayoría de los casos son descubiertos tarde o temprano, aún quedan algunos sin resolver, porque el crimen en si es un conducta o actividad humana y los seres humanos por definición somos imperfectos. En series de televisión como CSI o Criminal Minds se captura al culpable tras sofisticados análisis o impecables autopsias, pero la realidad es otra; algunos no llegan a resolverse porque se descubre muy tarde un cadáver y las pruebas quedan muy erosionadas, otros porque no se encuentran evidencias de ningún tipo o porque se cometen errores en la investigación.
Aunque nos gustaría que todos los criminales vayan a la cárcel, no siempre sucede. Hay quienes logran engañar a la justicia y hay quienes casi lo logran. De esos crímenes casi perfectos tenemos mucho que aprender:
• The Unabomber
¿Quién podría haber adivinado que el aterrador Unabomber era un solitario muy inteligente? Alguna vez fue un genio muy aclamado que ingresó a la Universidad de Harvard cuando tenía solo 16 años.
Es uno de los casos más sonados en Estados Unidos, en el que un profesor de matemáticas arremetió contra la nación colocando más de 15 bombas por correo, provocando 3 muertes y más de 20 heridos de gravedad. El nombre del protagonista de tan atroz acto es Theodore Kaczynski. Para su captura se invirtieron más de 50 millones de dólares, sin tener éxito alguno; pues The Unabomber hizo de las suyas por 17 años. No fue hasta 1996 que su hermano menor, David Kaczynski, lo delató, cobrando una recompensa de un millón de dólares.
• Asesinato con móvil sexual
Una mujer de la limpieza encontró el pasado día 21 de febrero del 2008, el cuerpo sin vida de una joven de 35 años asfixiada en el interior de un piso en el barrio de Gràcia de Barcelona. El cuerpo fue hallado con una bolsa de plástico atada en el cuello. Los Mossos d'Esquadra encontraron en una habitación cercana una peluca que, casualmente, era del pelo de la víctima. Todo apuntaba hacia un móvil sexual y por ahí iban las investigaciones, pero lo cierto es que los cuerpos de seguridad no lo veían claro. Según fuentes policiales, la detenida se disfrazó, con peluca incluida, suplantando la identidad de su empleada para suscribir un seguro de vida, de 125.000 euros, de los que se beneficiaba la propietaria de la empresa. Si se hacía pasar por la víctima, si suplantaba su identidad, podría cobrar el seguro. Para disimular el móvil del crimen, contrató los servicios de unos hombres que se dedican a la prostitución. Les pagó 70 euros a cambio de su esperma, que la detenida recogió y derramó por las piernas de la víctima para simular una agresión sexual. Finalmente, la habilidad de los policías apuntó a la jefa de la víctima, como su asesina, quien ya ha sido detenida como autora material de los hechos y ha ingresado en prisión.
La tecnología actual puede que hubiera aportado luz en casos ahora en punto muerto, pero el criminólogo no cree que éste fuera el problema. La mayor parte de las veces los problemas fueron debidos a que los investigadores no evidencias convincentes más allá de la duda para que sentar a un acusado en el banquillo y, por desgracia no se consiguieron esas pruebas. Estos casos de crímenes casi perfectos deben advertirnos que cometer actos despiadados solo nos llevarán directo a la cárcel (y en casos, a la muerte). Objetos, miradas, familiares y hasta desconocidos pueden llegar a develar a los criminales.
"Compártele tu post a ese amigo que tiene alma de detective y discutan sobre si existe el crimen perfecto".
La tecnología actual puede que hubiera aportado luz en casos ahora en punto muerto, pero el criminólogo no cree que éste fuera el problema. La mayor parte de las veces los problemas fueron debidos a que los investigadores no evidencias convincentes más allá de la duda para que sentar a un acusado en el banquillo y, por desgracia no se consiguieron esas pruebas. Estos casos de crímenes casi perfectos deben advertirnos que cometer actos despiadados solo nos llevarán directo a la cárcel (y en casos, a la muerte). Objetos, miradas, familiares y hasta desconocidos pueden llegar a develar a los criminales.
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